¿Qué significa ser ‘Portavoz’ en un grupo? Aplicando la teoría de Pichon-Rivière

Estimados futuros colegas, es un placer enorme dirigirme a ustedes, jóvenes mentes inquietas que exploran los fascinantes senderos de la psicología y, en particular, la vasta e influyente obra de Enrique Pichon-Rivière. Si estás considerando adentrarte en el estudio de la Psicología Social, te invito a desvelar uno de sus conceptos más lúcidos y aplicables: el de «Portavoz» en un grupo.

En nuestra cotidianidad, a menudo identificamos al portavoz como aquella persona designada formalmente para hablar en nombre de un colectivo. Sin embargo, para Pichon-Rivière, cuya mirada se adentra en la compleja dinámica de la interacción humana, el portavoz es mucho más que eso. Es una figura crucial que emerge espontáneamente, revelando las corrientes subterráneas y las ansiedades latentes que atraviesan a un grupo.

Imaginá un grupo, cualquiera sea su contexto: una familia, un equipo de trabajo, un aula. En un momento dado, uno de sus miembros pronuncia una frase, plantea una pregunta o incluso manifiesta un síntoma (como un malestar físico o una actitud particular) que, a primera vista, parece individual. Pero, si aplicamos la lente pichoniana, descubrimos que esa expresión, en realidad, no es solo de quien la emite. Este individuo se ha convertido, sin saberlo, en el «Portavoz» del sentir grupal.

¿Qué significa esto? Significa que el portavoz es quien enuncia, a través de su propia experiencia y con su singular lenguaje, el «emergente» de la situación grupal. El emergente es la parte visible, el indicio, el *síntoma* de un «latente» o subyacente que está afectando al grupo en su conjunto. Es como la punta de un iceberg que nos permite inferir la magnitud de lo que permanece oculto bajo la superficie. El portavoz, entonces, no solo habla *por* sí mismo, sino que también habla *para* y *desde* el grupo, vocalizando una fantasía, un conflicto, una necesidad o una ansiedad que es colectiva.

La riqueza de este concepto radica en que el mensaje del portavoz nunca es azaroso. Está intrínsecamente ligado a la tarea que el grupo intenta (o no logra) abordar, a sus miedos, a sus obstáculos y a su propia historia. El grupo «deposita» en esta persona una parte de su experiencia compartida, y el portavoz la devuelve, aunque de forma codificada, para que el grupo pueda reflexionar sobre ella, elaborarla y, eventualmente, superarla. Es una suerte de mecanismo homeostático donde la palabra o el acto del portavoz funcionan como un espejo que el grupo necesita para verse a sí mismo y avanzar.

Para nosotros, los psicólogos sociales, o para quienes aspiran a serlo, el portavoz se convierte en un objeto de análisis privilegiado. Desentrañar lo que el portavoz «dice» es la clave para comprender el ECRO (Esquema Conceptual Referencial y Operativo) del grupo, sus miedos básicos (miedo a la pérdida y miedo al ataque), y la calidad de su vínculo con la tarea. Es nuestra función como coordinadores u observadores, ayudar al grupo a decodificar ese mensaje, a hacer consciente lo inconsciente y a transformar ese emergente en una herramienta para el cambio y el aprendizaje.

Estudiar la Psicología Social desde la perspectiva pichoniana es embarcarse en una aventura intelectual que te proveerá de herramientas invaluables para comprender la compleja trama de las relaciones humanas. Te brindará la capacidad de leer entre líneas, de ver lo que otros no ven, de escuchar lo que no se dice explícitamente y de intervenir de manera efectiva para promover el desarrollo y la salud de los grupos. Si sentís esta curiosidad por desentrañar los misterios de la interacción humana y contribuir a la construcción de comunidades más sanas y funcionales, entonces, quizá, la figura del portavoz sea solo una de las muchas puertas que Pichon-Rivière te invita a abrir en tu camino profesional. Te esperamos para explorarlas juntos.

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